Por la manera en que la está embocando cada vez que entra, con sus años en el lomo y sin necesidad de recurrir a la pastillita azul, Diego Rivarola demuestra con creces que reúne los méritos suficientes como pa' ser uno de los nuestros.
No, no piense mal, que Gokú no es de "esos nuestros", sino que ya se ha transformado en un verdadero chileno de empanada y vino tinto, ¡güera güera güey!
Por eso, Rivarola ya no se aguanta las ganas de elevar volantín en la calle sin que lo miren raro, pues tiene avanzados los trámites para "jaguarizarse".
Y entusiasmados por el Bicentenario, nos mandamos una clásica performance nacional y llegamos a pegarle en la pera al metegoles, mientras se zampaba manso platón en el clásico restorán "El Peyo", donde hizo un sano brindis con La Cuarta por su buen momento.